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Búsqueda de votos para presidencia de la Cámara se enreda para el oficialismo y la oposición

Exactamente falta un mes para que los diputados abran la votación para elegir al próximo presidente de la Cámara, y el oficialismo y la oposición ya comenzaron la carrera para lograr una mayoría que permita alcanzar o retener el control de esta rama del Congreso.

Sin embargo, la búsqueda de votos se está tornando más pesada de lo esperado. Al final ganará quien logre más apoyos, independientemente de que no alcance la mayoría absoluta.

Si se cumple el itinerario acordado, el actual presidente de la corporación, Ricardo Cifuentes (DC), presentará su renuncia al cargo recién el viernes 22 de marzo, a través de una carta.

Con ese documento se activará un procedimiento para renovar la mesa directiva de la corporación, en vista de que también presentarán sus dimisiones las vicepresidentas Carmen Hertz (PC) y Daniella Cicardini (PS).

Sin embargo, la renovación no opera en forma inmediata. El reglamento dispone un pausado protocolo. Las renuncias se harán efectivas el 1 de abril. Luego, a la semana siguiente, el lunes 8, se votan esas dimisiones y, finalmente, el lunes subsiguiente, el 15 de abril, se elige a las nuevas autoridades.

Si bien hay preocupación en la alianza gubernamental -donde temen que la carta que levante el Partido Comunista podría no contar con los votos suficientes-, el panorama tampoco está fácil para la oposición.

En grilla de partida, el conteo de votos favorece levemente al oficialismo.

La alianza gubernamental -cuyas bancadas ya ratificaron que apoyarán al postulante del PC- hoy tiene una base de 70 votos, mientras que la oposición parte con 68.

Dudas oficialistas

Si bien el oficialismo contaba con un piso de 73 votos, en los últimos días han surgido algunas señales disidentes.

En la bancada independiente-PPD, Carlos Bianchi, quien no milita y no se define como oficialista, siempre ha tenido reparos con el PC.

También dubitativo se manifestó el radical Tomás Lagormarsino: “Más que a quién le corresponde (la pregunta), es cómo se gobierna el país. Yo me declaro en reflexión por quién votar… El oficialismo debe tener una estrategia para apuntar al centro”.

Sorpresivamente el ecologista Félix González, quien hoy es parte de la bancada del Frente Amplio, también puso en cuestión su voto por el PC, bancada que, a su juicio, le corresponde presidir los últimos meses, al enrocar su período con los liberales. “(Ahora) le corresponde al PDG y creo que eso, si se respeta, vamos a estar bien y yo le hago un llamado a las distintas bancadas a que respeten ese orden”, dijo.

Estas dudas obligan a los jefes de bancada a reforzar gestiones. Sin embargo, aunque logren alinear a los disidentes, ello no basta.

Las bancadas de gobierno están conversando con el independiente ex-PPD, René Alinco, quien está en una posición neutral.

Distante de ambos bloques también figura la diputada Mónica Arce (militante del recién reconstituido Partido Humanista), quien está molesta por el trato que le ha dado el oficialismo.

Si la alianza de gobierno logra limar asperezas y despejar las dudas de Bianchi, Lagomarsino, González, Alinco y Arce, podría asomarse a un piso de 75 votos, es decir, a tres de la mayoría absoluta.

Incluso, en el oficialismo están esperanzados de dar vuelta algunos votos del PDG, de Demócratas o bien independientes asociados a bancadas de derecha.

De hecho, a pesar de las señales de su partido contra del PC, el diputado Gaspar Rivas (PDG) dijo que en lo personal “todavía no he tomado una decisión (por quién votar), lo que sí quiero manifestar que no me complica votar por un diputado o diputada del Partido Comunista, ya lo hice por Carmen Hertz para vicepresidenta y en el caso de Karol Cariola, hace un año atrás, fue por su reticencia a los retiros (que no la quería apoyar). Habiendo pasado el tiempo, no habría ningún problema en el caso de que fuese ella (Cariola) la carta”.

Rivas también le quitó piso a una de las exigencias de sus pares de bancada de que ahora debía otorgársele la presidencia de la Cámara al PDG. “No creo que sea algo tan grave. Si se da, bien, si no, no es tan importante”, indicó.

Negociación opositora

A pesar del optimismo que había en la oposición a inicios de semana, las primeras tratativas con grupos no alineados, como el PDG y Demócratas, han resultado ser más complejas, debido a las altas exigencias que han puesto estos grupos.

A diferencia del oficialismo, que solo debe convencer solo a uno de estos comités, la derecha -con sus 68 votos de base- debe sumar 10 diputados y hacer trato con Demócratas, con el PDG y con los independientes asociados.

Originalmente, el plan de la derecha era ofrecer a Demócratas una presidencia y al PDG una vicepresidencia. Sin embargo, las aspiraciones iban en ascenso, pues en cada partido hay más de un interesado en dirigir la corporación. Finalmente se les propuso que ellos mismos se pusieran de acuerdo de cómo se repartían la presidencia y la vicepresidencia. El problema es que esa propuesta es más baja que la oferta que le está haciendo el oficialismo, a cambio de que apoyen en esta ocasión al PC.

El diputado Rubén Oyarzo (PDG) sostuvo que solo “hemos conversado informalmente (con la derecha), pero como lo hemos dicho, queremos una presidencia para el Partido de la Gente, en el pacto del oficialismo, por ende, si el oficialismo no se manifiesta, estamos en libertad de acción”. Aclaró, sin embargo, que esa exigencia no le replicará “necesariamente” en sus conversaciones con la oposición.

El problema de la derecha es que tampoco es monolítica. De hecho, la candidatura que levante el bloque opositor debe congeniar la opinión de al menos tres derechas: Chile Vamos (UDI, RN, y Evópoli); el Partido Republicano y el grupo independiente-socialcristiano (donde conviven ex-RN, ex-republicanos e independientes de derecha).

Además, algunos diputados de oposición admiten que no apoyarían cualquier nombre para la presidencia de la Cámara.

También hay desconfianza con estos grupos no alineados, que el próximo año perfectamente podrían volver a negociar con el oficialismo, desconociendo un trato con la oposición.

Adicionalmente, esta semana, se registró un incidente que alimentó aún más las desconfianzas. En la Comisión de Economía, la derecha tenía un preacuerdo para cederle la presidencia de esta instancia al diputado Víctor Pino (Demócratas), pero no llegaron a votar dos diputados de la UDI y Miguel Ángel Calisto (Indep.-Demócratas).

A pesar de que la UDI y Calisto le ofrecieron disculpas, el episodio dejó un mal sabor a Pino, quien frenó su renuncia a la presidencia de la Comisión de Recursos Hídricos, que esta semana iba a pasar a manos de la derecha. Por su parte, la diputada Yovana Ahumada (Independiente-Demócratas) también dejó en suspenso la renuncia a la presidencia de la Comisión de Minería.

El incidente también trajo un costo para Calisto. Si bien era una de las cartas para presidir la Cámara, perdió respaldos en su propia bancada, que hoy está prácticamente decidida para que Joanna Pérez (Demócratas) sea la candidata para dirigir la corporación, independientemente de si pactan con la derecha o con el oficialismo.

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