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Francisco Vidal, vocero del “En contra”: “Esta ya es la Constitución de Lagos, de Pinochet no queda nada”

El exministro volvió a la primera línea para unirse al comando oficialista y rechazar la propuesta de nueva Constitución. A sus 70 años, el militante PPD analiza el escenario que enfrenta su sector de cara al plebiscito y argumenta por qué el texto que escribió el Consejo es más malo que la Carta Fundamental vigente: “Lo relevante es impedir que se profundice la desigualdad en Chile y el texto de la derecha la profundiza”.

“No había que inventarse un compadre, era natural que me invitaran”, dice el exministro Francisco Vidal (PPD, 70 años) para responder cómo fue que, en medio de su retiro de la primera línea política, terminó como uno de los voceros del comando oficialista por el “En contra”.

Las comunicaciones son lo suyo. En el comando se comenta que en estos días se ha lucido en los medios de comunicación. Hay dos escenas que lo grafican. Cuando le rebatió, con papel y cifras en mano, al senador Matías Walker los efectos negativos de la exención de contribuciones o cuando en un matinal, mirando fijo a la cámara, argumentó por qué la libertad de elección en salud, educación y seguridad social, según él, “vale hongo”.

La semana pasada el excomisionado Gabriel Osorio dijo que se equivocó al votar Apruebo. Varios del Socialismo Democrático salieron a hacer un mea culpa. ¿Comparte esta reflexión?

No, yo no la comparto por dos razones: por un tema de fondo y de momento. No es momento que quienes votamos Apruebo empecemos a analizar autocríticamente si estamos arrepentidos o no. El objetivo principal es derrotar la propuesta de la derecha. No voy a gastar un milímetro de mi lengua y mi saliva en debatir si lo hicimos bien o mal el 4 de septiembre del año pasado. No. Mi saliva, mi cabeza y mi lengua serán para derrotar la propuesta de la derecha.

¿Qué flanco tiene la campaña del “A favor”?

El principal flanco que tienen es que están profundamente divididos. En el caso nuestro hasta ahora no conozco a nadie que hubiera votado Apruebo y que hoy día está diciendo “A favor”. Mientras que en el “A favor” hay 5 o 6 diputados de las bancadas de derecha, el senador Rojo Edwards y, la guinda de la torta, fue el TikTok que vi de Augusto Pinochet Hiriart. Entonces, el problema del “A favor” es que su fuerza propia está dividida. ¿Cuánto va a ser ese universo de Pinochet Hiriart, de Hermógenes Pérez de Arce, del Rojo Edwards, de la Teresa Marinovic? ¿Cuánto voto le quitarán a la derecha? Eso no lo vamos a saber hasta el 17.

¿Y el flanco del “En contra”?

El principal problema nuestro es explicar bien los textos, porque los textos tienen elementos engatusantes. Por ejemplo, artículo primero: Estado social de derecho. Dices, esto es fantástico, es como en Europa. Pero hay que explicar, “momentito, ese es el titular, hay pura letra chica”. Los contenidos que vienen a continuación de ese artículo primero, desarman al artículo primero. Entonces el trabajo es mayor, porque tienes que desarmar frases que parecen muy seductoras, pero que no tienen consistencia alguna.

¿Cuánto puede afectar al discurso que ustedes están impregnando que aparezcan en la franja rostros como Giovanna Grandón (tía Pikachu) o que en el otro comando tengan de vocero a Hugo Gutiérrez?

Hugo Gutiérrez representa a un mundo distinto al nuestro, desde el punto de vista de cómo nos hemos aproximado, pero es parte de la democracia y hay que dejar que la gente se exprese. Un rostro identificado con la Convención, que sacó el 38%, necesita conseguir otro 13% para a ser la mayoría. Entonces, todo colabora en la medida que se haga bien. Además, ahora no estamos discutiendo sobre los méritos o deméritos de la Convención. Estamos discutiendo sobre los deméritos de una propuesta apoyada por todas las derechas.

¿Cómo se explica que ahora estén en contra de una Constitución escrita en democracia y prefieran quedarse con la propuesta que fue redactada en dictadura por “los cuatro generales”, como dijo el Presidente Boric?

La Constitución original del 80 fue reformada sustantivamente por Lagos. Jaime Guzmán elevó cuatro candados. Primero, sistema binominal: lo derogamos el 2015 y lo cambiamos por el proporcional. Segundo candado, los senadores designados: Lagos lo sacó el 2005. Tercer candado, dos tercios de quorum para reformar la Constitución: el año pasado se bajaron a cuatro séptimos. Y el cuarto candado, con la modificación de la composición que hizo Lagos el 2005 del Tribunal Constitucional, depende de la correlación de fuerzas en el tribunal de los 10 ministros. En estricto rigor, el objetivo original de Guzmán era hacer de la Constitución de él y de Pinochet inmodificable en el tiempo a través de estos candados. Pero los candados se fueron abriendo. Nos demoramos, pero se fueron abriendo.

¿Me está diciendo que ya no existe ese vicio de origen?

No, el vicio de origen existe, pero el objetivo de Jaime Guzmán, de que el país no pudiera cambiar lo que él pensaba, se fue desmoronando a través del tiempo. Lo que pasa es que nos demoramos mucho. De tal manera que ganando nosotros el 17 de diciembre está el compromiso formal del gobierno y de los partidos de no insistir en un tercer proceso. ¿A qué hay que dedicarse? A sacar las reformas adelante. Si en el marco de esas reformas es necesaria una reforma constitucional, pues bien, se juntan las fuerzas. Ahora, con cuatro séptimos, es más posible reunir esos votos que antes con los dos tercios o los tres quintos.

¿Esto es una derrota para el Presidente o para los sectores de izquierda que han llevado como bandera de lucha cambiar la Constitución del 80?

Depende de dónde colocas el énfasis, si en la consigna de la Constitución original del 80 o toda la vida que ha pasado bajo las aguas y el puente 43 años después. Yo prefiero mil veces quedarme con la Constitución firmada por Lagos, por mí mismo como ministro de Interior, que la Constitución de las derechas. ¡Obvio! ¿Cómo me voy a perder en eso?

¿No considera que puede ser una victoria con sabor a derrota?

Lo relevante es impedir que se profundice la desigualdad en Chile y el texto de la derecha la profundiza. La derecha se embriagó con su resultado el 7 de mayo y lanzó un programa de gobierno, una propuesta que es legítima, pero es el pensamiento de las derechas, no es el pensamiento mínimamente consensuado. La derecha se entusiasmó, se embriagó como lo hizo antes la Lista del Pueblo, y hace una Constitución a su pinta, para sus intereses, sin considerar a la otra mitad.

¿Entonces esta es la Constitución de Lagos y no la de Pinochet?

Desde el punto de vista de los contenidos y su reforma, esta ya es la Constitución de Lagos, de Pinochet no queda nada. ¿Qué es lo que le queda a Pinochet? Nada.

¿Está de acuerdo con la propuesta que hizo el presidente de su partido, Jaime Quintana, quien propone que no se vuelva a abrir ningún proceso constitucional hasta 2030?

La afirmación de Quintana, al colocar un plazo extendido, es para garantizar que cuando ganes el 17 de diciembre no habrá un tercer proceso. El plazo que coloca es completamente discutible. Yo por lo menos me quedaría al menos con el actual gobierno, porque es difícil ponerle plazo a un gobierno posterior. Yo creo que hay que seguir la línea del Presidente Boric que se ha comprometido, al igual que las fuerzas que lo respaldamos, a que no habrá un tercer proceso obviamente durante su mandato. Ir más allá, habrá que discutirlo, pero por lo menos debemos garantizar que durante este gobierno no habrá un tercer proceso

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